Los muertos me rodean y yo sin estrenar...
VIRGEN ENTRE LOS MUERTOS VIVIENTES, ("Christine, princesse de l'érotisme" aka "Une vierge chez les morts-vivants" aka "Zombi 4: A Virgin Among the Living"), Francia, Italia, Liechtenstein, 1973, 82m
Dirección: Jesús Franco; Guión: Jesús Franco; Intérpretes: Christina von Blanc (Cristina Benson), Britt Nichols (Carmencé), Rosa Palomar (Tía Abigail), Anne Libert (La Reina de la Noche), Howard Vernon (Tío Hoawrd), Paul Muller (Padre de Cristina), Jesús Franco (Basilio)
Una chicuelilla jamona y de muy buen catar abandona el Colegio Mayor donde la tenían encerrada para que no marchitase su flor antes de tiempo, y viaja al castillo familiar para presenciar la lectura del testamento de su difunto padre. En dicho castillo viven sus extraños tíos y primas, con el subnormal Basilio (interpretado por el Tío Jess), que hace las veces de Quasimodo. Nuestra tierna niñita, Cristina, a la sazón, claro está, la virgen del título, empezará entonces a dormir en pelotas enseñando cacho y a tener horribles pesadillas en las que su padre fiambre le previene del peligro que se cierne sobre ella; todos los habitantes del castillo son Muertos Vivientes y pretenden, previo sacrificio, traspasarla a ella también al otro barrio, por aquello de estar la familia unida, supongo, aunque sea en la muerte.
Cualquier intento de hallarle lógica alguna a este onírico softcore del Tío Jess está destinado al fracaso. "Virgen entre los muertos Vivientes" hay que disfrutarla (siendo generoso) con el piloto automático puesto; mientras se está haciendo cualquier otra cosa; se lee un libro, se intenta dormir, o incluso, si se puede, se encuentra uno bajo los efectos lisérgicos y tontorrones de un porrete. Sólo así, echando fuera de nuestra mente de una patada el entendimiento y dejándote arrastrar por la difícilmente descriptible atmósfera de absurdo onirismo que impregna la película, podrás llegar, tal vez, a los créditos finales sin haberte empeado a arrancar los pelos (no digo de dónde).
Y que conste que esto lo escribo desde un esforzado intento, casi femenino, por abandonarme al sensitismo (o la sensiblería, como prefiráis), buscando desesperadamente alguna cosa salvable a esta infamia que es además de las peores, por aburrida y lentorra, que le he visto al Tío Jess. Porque si me abandonase a mi habitual lado masculino (y machote, jeje) os escribiría (lo estoy haciendo) que este film no es más que una excusa para enseñar ancas, tetiquis y potorretes, y que de los zombis nauseabundos de la portada olvidaros, no salen ni por asomo, y que si de verdad queréis probar al verdadero Tío Jess, entonces mejor desperdiciad vuestro tiempo con "Las Vampiras", "El Sádico de Nôtre-Damme", o "Drácula contra Frankenstein". Al menos será más divertido.
Bueno, chorradas moscardonas aparte, reconoceré que, con todo, el visionado de esta casposidad no se pierde en la noche de los tiempos dejándome un vacío absoluto. Aparte de toda la tierna carne femenina que el Tío Basilio... esto... quiero decir, Jess, tiene a bien enseñarnos, me quedaría con un par de escenas que sí consiguieron sacarme por unos segundos del standby. La primera, la del sacrificio de la virgen, Cristina, desnuda e inconsciente sobre una alfombra, rodeada de velas encendidas, el espíritu de su padre ahorcado (con cuerda y todo!) presidiéndolo desde una silla, y el resto de muertos mirando cómo una de sus primas, tambien desnuda (como es de rigor), se agacha sobre ella para clavarle la daga ritual, tapándonolo todo, eso sí, con su cuerpo serrano... Aderezado con la música de Bruno Nicolai, que le da un qué se yo a todo el conjunto, hasta termina por producir morbillo y todo. La siguiente secuencia viene poco después y es ya el final del film; la Muerte se lleva a Cristina al fondo del lago (un estanque cutrero) mientras todos los muertos vivientes de la familia se quedan mirando (es que son unos vouyeurs), para poco después dirigirse todos a perderse también en las aguas profundas mientras Howard Vernon (sí, el "Drácula" de "Dracúla contra Frankenstein") pronuncia el siguiente parlamento: La suerte está echada, así se cumple el destino. Nosotros, todos los que tenemos la misma sangre, estamos al fin reunidos; no es la Muerte que ha vencido a la Vida, sino la Vida que lleva siempre a la Muerte. Volveremos eternamente a las orillas del Lago, errando por las ciénagas sin llegar jamás a la otra orilla. Que se cumpla el destino..." Casi me emociono y todo... Esto no lo hubiese escrito ni el Edgardo Poe en sus peores curdas.
Y poco más que explicar ya de esta Kostra Nostra, salvo que he pasado a Perraco la peli para que se mire un auténtico Momento Qué, con vistas a una próximo post perruno sobre el susodicho en su sección de disparates. Os dejo con unas carátulas del film para que comprobéis qué divertido podía llegar a ser tener un juego de témperas en tiempos más añejos y menos permisivos que este...
Aunque no se distingue muy bien, en este cartel, se añadieron al original unos mechones de cabello para taparle los pezoncillos a nuestra niña virginal... se nota porque son más oscurillos, jeje...
En este fueron ya mucho más a saco y le taparon, no sólo las tetas, sino también el parrús y el cuco ombligullo...
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Kostra Nostra (y del Tío Jess) desgajada del grácil aleteo de Brandelmosca
5 comentarios
engelson -
Brandelmosca -
Borja, en este país se idolatran cosas como "Crónicas Marcianas", "Ana Oregón" y el "dioni", todos ellos de una calidad más inexistente y desde luego mucho más dañinos para la salud que el Tío Jess... Es cierto que sus pellículas son una basura, pero al menos él no engaña en lo que ofrece, las carátulas de cualquiera de sus películas dan fe de ello. ;)
Engelson, tú mírate "Drácula contra Frankenstein" y fumate un peta; sabrás que es "la otra dimensión" ;) Saluos a todos, amigos.
engelson -
Borja -
laceci -