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InfraMugre

La Invasión de los ZOMBIS PEPERONI

A ver, vosotros cuando fuistéis canijos y vuestro padre o madre o tutor al efecto os sacaba de paseo al VideoClub de la esquina para "alquilar una peli", ¿no os topásteis nunca con esta cabronada?:

 

 

Apuesto que sí. Yo desde luego, y a decir verdad que durante años me tuvo "traumado" la carátula de marras, que me daba un miedo que me cagaba encima (aunque cada vez que fuese al VideoClub no pudiese dejar de echarle un ojo, para, al momento, retirar la mirada asustadísimo), al menos hasta que me dejaron empezar a alquilar "películas de miedo", iniciándome así en la senda de la VideoKaspa con los resultados que todo habitual de este lugar conoce de sobras. No obstante, tardé muchos años en poder ver la dichosa "peli de carátula traumadora", ya talludito, y claro, las cosas ya no fueron lo mismo.

 

"¿A que este cartel ya no es tan cabrón?"

No sólo porque yo ya tenía mis años, sino porque había videado ya tanta porquería que me había así como vacunado, insensibilizado, y además la peli de Umberto Lenzi acabó resultando más bien decepcionante. Aquí en España, con la preclaridad que siempre nos ha caracterizado, titulamos esta "Incubo sulla città contaminata" (1980), como LA INVASIÓN DE LOS ZOMBIES ATÓMICOS, mientras en yanquilandia, siempre tan audaces ellos y dispuestos a abreviar, la llamaron "Nightmare City", y a fe que no les faltó razón, porque la peli tiene más de pesadilla que de otra cosa, y no sólo literalmente.

 

 

Puestos a imaginar, sacaros el cerebro del cráneo y extendedlo sobre la alfombra, sin miedo: imaginad que un avión que tiene que traer a un eminente científico para dar eminentes conferencias no trae al científico, que está lleno de zombis que nada tienen que ver con los de Romero, es decir, que son más ágiles que Gervasio Deferr, tienen peor mala baba que Louis Van Gaal, y están tan armados hasta las cachas como Charlie Sheen en "Hot Shots 2". Así que nada más aterrizar la emprenden a tiros y cuchilladas con el Ejército, que ni el Omaha Beach del Steven Spielberg, amigos. Luego pasan por la TV pública y lo mismo, en pleno magazine mariateresacampero, en vivo y en directo, zas, cogen a las bailarinas del coro y se las cepillan también. Y lo mismo, cómo no, pasa cuando llegan al hospital y arman el Belén. A todo esto cabe reseñar que un periodista lo ha grabado todo desde el principio y muchos de los zombis paracen coaligarse misteriosamente para perseguirlo a él y a su rubia mujer. Entre medio ¿con quién nos topamos', con el mísmísimo Mel Ferrer (padre) -que debía andar escaso de pecunio por aquél entonces, porque si no no se entiende, oigan- y, atención, con nuestro Paco Rabal, que es, ojo al dato, Oficial del Ejército de los EUA (jua-jua-JUA), al que le interrupen el lote que se estaba dando con una gachí esculturera por aquello del deber es el deber y tal. Conque así, entre un aquí te piño, aquí te tajo, allí te clavo un atizador de leña en el mismísimo ojo, todo va degenerando hasta que al final desemboca en algo imposible y trágico, y es entonces cuando se nos muestra que todo había sido una terrible pesadilla, de modo que a la mañana siguiente volvemos a encontrarnos al periodista de marras en el aeropuerto esperando que aterrice el avión que "se supone" trae al científico, pero no, y todo vuelta a empezar: se acaba la peli y tú te cagas en toda la familia habida y por haber del tal Umberto, por ingenioso. Y si no me créeis mirad, mirad...

 

Los Zombis Atómicos del Umberto Lenzi se caracterizan por dos rasgos fundamentales, a saber: 1) que su cara y sus manos paracen pizza con mucho mucho peperoni...

 

 

y 2) que observan gran predilección, no sólo por la sangre humana en general, sino por cortar, pinchar y sajar toda teta viva que se mete en su camino, eso sí, previo plano gratuito de senos, como es menester en este tipo de productos zorrofílmicos...

 

 

Pero no desesperéis aquellos fanáticos de de la kaspa que todavía no os habéis tirado a la cara esta basura, porque tenéis al menos 1 Gran Motivo para no dejar de verla, ese Gran Momento Absurdo, MOMENTO QUÉ?! donde los haya, que nos hizo partirnos la caja a todos el último Halloween. Estábamos en la misma sala en la que nos fotografiamos con Viru hace nada y tocaba sesión de UltraVideoCaspa: llevábamos mitad de película a medio gas, con una carcajada allí y otra aquí, nada del otro jueves, no obstante, hasta que llega el momento en que los zombis peperoni de Lenzi asaltan el Hospital. Hay un cirujano en plena operación a corazón abierto, tensión, tensión, se va la luz, vuelve, se va otra vez, el cirujano se caga en todo. Algarabía suena quirófano afuera, son los zombis pasando al personal a cuchillo, pero eso el cirujano no lo sabe, todavía... Porque de repente entran unos zombis en el quirófano, ¡Toma ya!, todo el personal adyacente se queda atónito, menos nuestro cirujano, claro, que es un tipo duro, curtido, un tío del puerto, vamos. ¿Cuál es su primera reacción al ver a los Zombis?... Pues nada más y nada menos que LANZARLE EL BISTURÍ AL JETO DE UN ZOMBI CUAL MAGISTRAL LANZADOR DE DARDOS!!! ZASSSS!... Partida de pecho general en la sala y la gente aún se está desternillando cuando el zombi que ha recibido el "bisturazo" en pleno pecho se lo arranca de encima y se lo clava al atrevido galeno entre pecho y espalda. Memorable secuencia que quedará para los ANALES (literales) de la cinematografía Bizarra.

SECUENCIA VERY BEST DE "LA iNVASIÓN DE LOS ZOMBIES ATÓMICOS" EN STOP MOTION:

1º)

 

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Así que ya sabéis, después de todo no dejéis de echarle un ojo a esta peliculeja, que lo que es casquería barriobajera no le falta.

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KostroReportaje firmado por El Vaugan, quien promete que otro día de estos harála crónica de la segunda peli que se vió aquella mítica noche de Halloween: "MINDWARP", la peor mierda jamás protagonizada por Bruce Campbell, por culpa de la cual no pocos que se la tuvieron que tragar enterita entonces todavía lo odian... (al Vaugan, no a Bruce)

"KOMSER SEKSPIR": Cuando el Cine Turco Perdió la Cabeza

Hará cosa de dos semanas, mi santa novia se fue de vacaciones a Turquía. A la pregunta: “Cariño, qué souvenir quieres que te traiga” le respondí sin titubear: “A ver si me encuentras el Star Wars turco”. La misión era complicada pero, pese a no poder dar con la obra maestra del apropiacionismo chusco, el asunto se saldó con éxito. Resulta que, después de patearse medio Istanbul, encontró una suerte de video-club llenito de joyas, se dejó aconsejar por el lugareño y acabó comprando una película que el menda del local pirateó in situ y ad hoc. Vamos que aquello más que un acto de piratería fue un comportamiento digno de corsario o bucanero. Poco menos que una compra con patente de corso.

 

 

La sorpresa fue mayúscula cuando semejante obra de arte cayó en mis manos. Ahora es mi espíritu altruista y filantrópico el que me impulsa a compartir las mieles del séptimo arte con todos ustedes, los fieles e ilustres lectores de la VideoArenA. Y esto es lo que pasa cuando se mira una peli turca a una velocidad de 10x y con dos botellas de vino en el cuerpo:

 

 

La cosa empieza como Bailar en la Oscuridad pero sin Björk. Hay una obra de teatro amateur, se está representando “Blancanieves y los 7 enanitos”. Por el aspecto del tinglado aquello no es el Royal Albert Hall, más bien parece el gimnasio de una escuela pública turca. Pues bien, en esas estamos cuando a la protagonista (Blancanieves) le entra un jamacuco de tres pares de cojones y tiene que ser trasladada al hospital ambulancia mediante. La magia del montaje cinematográfico nos traslada a una concurrida comisaría del centro donde el padre de Blancanieves ejerce de comisario chusquero. Sus métodos son más bien poco ortodoxos a la par que expeditivos; como el amigo Chinorris, piensa que no hay problema que no se pueda enmendar con un par de hostias bien dadas. El comisario se encuentra en plena faena cuando una llamada le alerta de que su hija está hospitalizada.

 

 

Al igual que La Colmena de Cela o el Manhattan Transfer de John Dos Passos, "Komser Sekspír" es una obra coral y, como tal, sigue las reglas del género. Los personajes que tendrán importancia en el desarrollo futuro de la trama van haciendo acto de presencia, bien regalándonos pequeñas pinceladas de su genio (los menos), bien haciendo el más espantoso de los ridículos (los más). En esta tesitura entra en acción Tatü, encarnado por Okan Bayulgen, un delirante impersonator de Keanu Reeves en Matrix. El tipo viste una larga cazadora de piel y (al igual que Neo) sufre delirios de grandeza y accesos de hipoglucemia. El tío cree que está dentro de Matrix y no anda del todo descaminado, el tráfico de Istanbul es también una red inaprensible y jodidamente peligrosa.

 

 

Mediante dos escenas elegantemente hilvanadas aparece Mülde Ar, la prostituta de buen corazón. Sí, como Pretty Woman pero con más bien poco de pretty y lo de woman debería demostrarlo ante notario. Cuando oye al Neo apócrifo pegando berridos desde la calle, ella se encuentra prestando servicio a un tipo calcado a Vicente del Bosque. Entonces aparece el homeless de turno que se mete en líos por querer robar un kebab. La prostituta acude en su ayuda, se monta el escándalo en plena vía pública y los dos terminan en el trullo por un quítame allá esos shawarmas. La casualidad (o un guionista superlativo) decide que acaben dando con sus huesos en la comisaría de quien ya estáis imaginando.

 

 

En un momento dubitativo, turbio y poco esclarecedor del metraje, entran en escena los gángsters. Todavía no sé qué cojones están tramando; se están enseñando las pistolas en una whiskería y, por “h” o por “b”, el capo acaba en el puto cuartelillo. Por su parte, Neo (que encierra un inquietante parecido con el ínclito Night Shyamalan) se mete en un lío de drogas y ya podéis ir imaginando dónde termina. Sin comerlo ni beberlo (bueno, no pondría la mano en el fuego con lo de beberlo) ya tenemos compartiendo celda al mafioso, la puta, el homeless omnívoro y a Neo.

Como les faltaba un personaje para completar el elenco pues nada, un deus ex machina por aquí y ya tenemos entre rejas a un predicador callejero que no sé muy bien qué predica porque la jodida pancarta está en turco. Lo único que sé del cierto sobre su persona es que es calvo y lleva una camiseta imperio. A todo esto el comisario se entera de que lo que tiene su hija es leucemia y que ahora es el momento de hacerle recuperar la joie de vivre y permitirle todos los caprichos a la niña.

Como su hija ha estado convaleciente y ha podido ensayar menos que el grupo de Steven Seagal, pues pierde el papel protagónico de la función y ahora Blancanieves pasa a ser la pija de la clase. El padre se pone hecho una hidra y monta el pollo vestido de pitufo en plena función pero ya no hay tu tía. La Blancanieves leucémica se ha quedado compuesta y sin enanos. El comisario tiene un cabreo del quince y, como buen policía que es, una voz en su fuero interno le susurra: “¡Mi hija va a tener su función por mis cojones!" Entonces cae en la cuenta de que el bocas de Neo hace alarde de ser un gran actor (como Keanu Reeves, oye) y una descabellada idea le cruza el espinazo. “Va a haber función, joder si la va a haber”.

El mal ya está hecho, no hay vuelta atrás. Ha llegado el momento del tour de force: Representar Blancanieves en una comisaría con delincuentes haciendo de actores. El cine turco está a escasos minutos de tocar el cielo, amigos.

Manos a la obra. El comisario encarga a sus esbirros que hagan un cásting por la glamourosa noche turca para encontrar al príncipe de la historia. Como cabría esperar, la legión de losers que quieren encarnar al galán no satisface las exigencias del comisario. Entonces deciden pillar al vagabundo encarcelado y lo someten a un cambio de look a punta de pistola (literalmente), algo así como cuando trataron de duchar a Neil en The Young Ones.

El cásting para encontrar a la reina no resulta mucho más halagüeño. Los polis recorren garitos jevis en los bajos fondos y dan con cuatro zorrones a cada cual más macilento. Ante tan desalentador panorama nuestra enchironada prostituta se gana la confianza del director de cásting con su soberbia imitación de un orgasmo. Ya tenemos reina. A falta de enanos, siete niños víctima del fracaso escolar servirán para el cometido. Por su parte el enajenado predicador asumirá el papel de cazador. Mientras tanto, el gángster observa el bizarro proceso creativo desde su celda, con una extraña mezcla de escepticismo y miedo por lo que le pudiera acontecer en un futuro inmediato. Por descontado, al engominado mafiosillo le toca bailar con la más fea. Vamos, que el tío acaba pillando, joder si pilla. Resulta que la prostituta se rompe una pierna mientras están montando el Kostroso atrezzo y causa baja. No queda otra, al mafioso le toca hacer de soberana y toda una reputación ganada en las calles a base de tiros y extorsión se va al garete en cuanto se enfunda el arrebatado traje de reina mora. Los primeros ensayos con el vestuario puesto se saldan con un rotundo fracaso. El elenco de comediantes actúa peor que Ana Obregón con amnesia retrógrada y el diseño de producción digamos que no lo firma Ridley Scott.

A todo esto, le comunican al comisario que la función va a ser retransmitida en directo por la televisión nacional; algo así como la versión turca de El Coro de la Cárcel. Entonces viene un pasaje más aburrido que una revista de coches que tuve a bien pasar a una velocidad de 20x. En ese momento me estaba entrando el bajón del vino y aquello empezaba a ser un bad trip rocambolesco.

Los ensayos se suceden entre la hilaridad y el bochorno; que si la escenita del espejo, que si la manzana... cuando en estas que, desconozco la causa, un grupúsculo de mercenarios chechenos entra en acción, pistolón en ristre, y se cargan al mafioso en pleno lavabo turco. El papel de reina parece ser víctima de una lóbrega maldición. ¿Acaso el vestido fue bordado sobre un antiguo cementerio indio? Nunca lo sabremos. El caso es que el comisario coge las riendas del asunto y se enfunda el corsé y la corona.

 

 

Llega la televisión, llegan los GEOS, llega la Guardia Civil y la casa sin barrer. A improvisar se ha dicho. El público se descojona en las escenas dramáticas. La obra parece tener más fisuras que el neumotórax de Jesús Gil pero los acontecimientos dan un giro inesperado. Los actores sacan su pundonor, éxito de crítica en Cahiers du Cinema y todos a celebrarlo. A causa del achispamiento por las copitas de orujo y ratafía, el comisario acaba liado con la puta, la hija con el mendigo y todos llorando en plena follie a deux psicodramática.

 

Así termina "Comisario Shakespeare", y se preguntarán “¿A qué viene lo de Shakespeare?” Pues ni puta idea amigos, no se hace mención al de Stratford en toda la película pero, ya saben, así son los turcos. Para acabar de forma elegante podríamos decir que el film es un tratado de sociología lumpen. Una película tan trasnochada como felizmente entrañable.

 

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M.A. Berrakus excretó esta nueva entrega de InfraMugre ayer mismo en mi correo, y como el resto de cabrones de redactores de VideoArenA (ejem) hace eones que no me mandan un puto post, pues ya veis, al día siguiente publicadito y en primera página. Creo que se capta, ¿no?. Pues eso, hideputas, a darle al teclado, que se nos hecha encima Sitges y esto está más muerto que el manubrio de John Holmes!!!

Todos Juntos pero Bien Revueltos: "Kung-Fu Contra los 7 Vampiros de Oro"


En 1975 salía a los cines esta pequeña genialidad fílmica: "Kung-Fú contra Los 7 vampiros de Oro" (The Legend of the 7 Golden Vampires). Es una de esas películas que mezclan un montón de cosas, uno de esos cócteles que muchas veces son intragables pero que otras, como en este caso, resulta delicioso. Imaginaos a Drácula y, como no, a su antagonista Van Helsing, encarnado en nuestro querido Peter Cushing, añadidle una legión de zombis, siete vampiros más, pero chinos, y unos cuantos bruce lees. El resultado es espectacular.

La pasta la puso la Hammer, ya en su declive, junto a la compañía Run Run Shaw, verdaderos amos hasta principios de los ochenta de las producciones, distribuciones y proyecciones del cine realizado en Hong Kong.

Zombis, Vampiros y Despechugues

Realmente no sé de quién salió la idea, si de Don Houghton, el guionista y productor, de Michael Carreras, también produtor, o de Vee King Shaw, uno de los hermanos de la Run Run. Sea como fuere, parece una de esas ideas locas, cuando ya se han agotado todas las cartas y ves que tu productora –la Hammer- se va a pique y ya no consigues llenar los cines por más mujeres despechugadas y monstruos de pacotilla metas en el celuloide.


Ya te advertí que leyeses las VideoArenAs, insensato!!!


Lo curioso es que vuelven a salir los de siempre. Vuelve Peter, aunque el pobre más chupado y arrugado que un higo seco. Vuelve Drácula, pero más de carnaval que nunca, incluso tiene un aire travestido. También tenemos despechugues, tanto occidentales como orientales y, al final, como no podía se de otra manera, muerte del malo con pausado derretimiento.


Al pobre Peter no le dan de comer.


Amigos, he aquí al primer Drácula Trabolo.

Las novedades vienen de oriente. Tenemos varios hermanos maestros del kung-fu que ayudarán a Van Helsing en la lucha contra los siete vampiros de oro. Estos no-muertos, feos a más no poder, con sable en mano y montados a caballo, se dedican a raptar jovencitas pueblerinas de una triste villa, para llevárselas a su tenebrosa pagoda, sita al lado del cementerio, y realizar allí una orgía sangrienta. Pero lo que no sabe ninguno (de los personajes, porque el público está advertido desde el principio con la introducción de la peli) es que un mago chino, casi cien años antes, había ido a visitar a Drácula para que le ayudara con sus amigos vampiro. El bueno de Drácula, ni corto ni perezoso, tomó posesión y forma del cuerpo del chino para irse al villorrio donde estar con sus colegas vampíricos amarillos, liderando el azote del pobre pueblo. Otra cosa que nadie sabe es de dónde sacan los huevos los campesinos para seguir siendo atormentados cada noche y no darse el piro del lugar... Además, en un tétrico despertar, multitud de zombis salen de sus tumbas para acompañar, con graciosos saltos propios de los fantasmas orientales, a sus amos vampiro y sembrar así mayor terror. Cabe destacar la cuantiosa población de zombis, que es sin duda más numerosa que la de los habitantes de la zona. Realmente, estar vivo aquí te reporta serios problemas. Pero que no desesperen, Van Helsing, después de que nadie le hiciera ni el más mínimo caso en las universidades chinas, decide acompañar a unos jóvenes artistas marciales para salvar el pueblo de la terrible maldición que padecen.


La dirección está a cargo de Roy Ward Baker, un clásico del fantástico con obras a su espalda como "Sucedió hace 5 millones de años", y que le da a la película un enorme dinamismo. Vamos, que no aburre en ningún momento. Así también la música de James Bernard, que no crea nada nuevo sino que vuelve a retomar el mismo tema que utilizó para "El Horror de Drácula" casi 20 años antes, ayuda a acrecentar la sensación de aceleración y ritmo frenético. De todas formas, funciona.

Zombis Melenudosss buscando al Llongueras

Para mí los 10 minutos finales sean los mejores. Sin concesiones. El mal ataca con todas sus fuerzas arrastrando a la desgracia a un gran número de personajes del bando del bien. Se nota en esta última parte ese espíritu trágico y sufriente, amante de la "masacre de masillas" (léase esbirros), tan dada al cine chino. Y es que realmente eran muchos enemigos juntos. No uno, sino ¡siete vampiros y además ayudados por muertos vivientes! Tiene tela, pero en esa lucha desesperada, gracias al coraje de Van Helsing unido a las tortas del kung-fu, acabarán con ellos.

Los ocho hermanos repartidores de leches, reunidos.


Y cómo no, el último combate se torna clásico. Van Helsing contra el mismísimo conde Drácula, que decide retomar su apariencia canónica para enfrentarse contra su también canónico antagonista y némesis. El duelo de siempre, la estaca de siempre y la agonía del vampiro ritual de siempre, al tener que pasar cuentas con el tiempo y deshacerse, literalmente, en una humeante y burbujeante cera fundida. Todo un deleite.

Vampiro de Oro, sí, pero más arrugado que la bota una coja...

No puedo más que recomendárosla. Un completo placer visual para los amantes del fantástico.

Extraño cartel promocional en el que, en lugar de anunciar los 7 vampiros, nombran a los hermanos, que eran 8... En fin.

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Fdo: Teniente Kostrillo.

ZOMBALL ES ZOMBALL

Éramos 4 alrededor de la mesa y nuestros nombres eran innombrables. Creo que era martes, noche cerrada, como todas las que se precian de serlo. El alcohol corría a raudales y la medianoche había quedado atrás ya hacía rato. Los 4 los únicos en el garito, bueno, y también el camarero. Supongo que en circunstancias normales nos habría maldecido eternamente, pero éste estaba demasiado ocupado quitándose el flequillo de la cara como para ponerse a fabricar muñequitos vudú con nuestros ebrios rostros.

¿Han oído ustedes vez alguna hablar de la "nunquidad"? Bien, hoy no toca, todo a su tiempo, aunque ya les adelanto que la "nunquidad", así en simple, en frío y en esencia, es, en potencia y a priori, la imposibilidad tácita de toda realización y/o consecución... Nosotros estábamos pergeñando "proyectos nuncásicos" aquella noche, para variar y no perder la costumbre. Es decir, invertíamos horas de sueño y descanso en castigar nuestros hígados y dilapidar nuestras mentes ideando los más inverosímiles y desquiciados proyectos, todos ellos, sin excepción, condenados a no rebasar el estado de larva antes de convertirse en yerto feto abortado.

Pero habíamos comenzado la velada en serio, todo hay que decirlo, teníamos ya perfilados personajes y escenas para nuestro "JesuCristo SuperAcción", el corto que nos iba a abrir las puertas de la Fama eterna, el Dinero a espuertas y el Mujerío trotón. Pero entonces intervino la "Nunquidad"...

Una de las múltiples leyes no escritas de la "Nunquidad" dice que toda posibilidad es negada, o mejor dicho, "nuncada" por una nueva y nuncásica posibilidad; esto es, que todo inverosímil proyecto se vuelve "nuncásico", entre otras causas, porque aparece un proyecto mejor que lo desplaza al limbo de la remembranza moña, conteniendo éste último, a su vez, "la nunquidad" en semilla, es decir, latente, en espera de un nuevo proyecto "nuncásico" que se lo lleve para el otro barrio.

Pues bien, allí se fue nuestro "JesuCristo Mamporrero", el remake jolywudiense de nuestro clásico que habría protagonizado Chuck Norris si se hubiera podido dejae greñas a lo Camilo Sesto... mientras, nosotros nadabaríamos en la abundancia... Sí, allí se fue, al otro barrio, o la mierda, como prefieran, que para el caso es lo mismo. Y lo hizo, eso mismo, ser desplazado, "nuncado", o sea, porque a alguien, todavía no sé quién (¿acaso yo?), se le ocurrió mencionar el...

...¡¡¡ZOMBALL!!!...

¿Y QUÉ COÑO FUE ESO DEL "ZOMBALL"?

Amén de "el nuevo corto que nos iba a hacer probar de una puta vez las mieles del éxito y la barahúnda mediática", "ZOMBALL" era una bonita historia de terror urbanita...

Algún cabrón había construido un campo de fútbol en un cementerio indio... ¿o era al revés?... un cementerio había sido edificado sobre un campo de fútbol indio por algún hijolagranperra sin escrúpulos, con lo cual los zombis se levantaban de sus sepulturas y jugaban al fútbol... Simple, ¿no?; Descabellado, ¿eh?; Estúpido, ¿que no?... pues sí, bastante simple y descabellado y estúpido todo ello, pero aquella mierda funcionaba, porque no saben ustedes la de carcajadas que nos llegamos a marcar, ya del todo kurdas, mientras el de la barra seguía arreglándose los pelos.



Las escenas se sucedían por sí mismas, en realidad nosotros no hacíamos nada, nuestras lenguas y gaznates se dejaban llevar por lo podrido de nuetros cerebrossss... Al principio fueron unos vivos que iban a echar un partido nocturno (sic) en plan "Días de Fútbol", y de repente los zombis se levantaban de sus tumbas y hacían corrillo en plan "Thriller"; después unos y otros se retaban a un match a vida o muerte (juas) en plan "Evasión o Victoria"... pero luego, qué coño, prescindimos de los vivos, ¡que os den, carne cruda y sonrosadita!... y decidimos que esto era cosa de muertos. Así que los muertos se pusieron a jugar al fútbol entre ellos...

De ahí se explica, claro está, pues eso... el ZOMBALL...



Algunas de aquellas imágenes perduran todavía en mi psique maloliente e hipertrofiada... El guardameta zombi que paraba el gol que iba a entrar derechito por la escuadra en el último instante, como en "Oliver y Benji", parando el esférico con su siniestra extremidad, previa y alevosamente arrancada por su diestra con el fin de llegar a tan difícil disparo... La pierna clavada en el césped, justo al golpear la bola, mientras el resto del zombificado jugador salía despedido hacia delante... dos zombis rivales disputando con sus testas podridas un balón alto, a su vez también él una podrida testuz, y del golpe, como resultado, tres cabezas desdentadas rodando por la agricultura... los 11 contra 11 remeurtos, arrastrándose, zigzagueando lentos y torpes en pos de una cabeza muerta y caprichosa, bamboleante cual patata mohosa, y gritando cosas como "arghhh", "urghhh", "doloooorrrr", o "¡aquí!, ¡aquí!, ¡estoy solo!, ¡¡¡no me marca nadie!!!"...

Al Final, claro está, ante tamaña rivalidad deportiva, ambos contendientes acabarían resolviendo las faltas, los córners y los fueras de juego a base de arrancarse los miembros y comérselos los unos a los otros, así al menos hasta que solo quedase uno, que sería precisamente el que se llevase el balón -o el cabezón- a la caja...

... como diría e maestro Menotti... El Zomball tiene estas cosas... EL ZOMBALL ES ANSÍ...
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Al día siguiente de esta nuncásica Obra Maestra en Ciernes del KostroSéptimo Arte jamás nada supo el mundo (hasta hoy), ni mucho menos sus 4 paridores, entre ellos, El Vaugan, sacrosanto varón escribidor de estas letras, y El Garabatos , ideador del original y nuncásico y defenestrado "Jesucristo SuperAcción", y también hoy kostrogarabateador de las sendas ilustraciones ilustradroras de estas letras.

Aprovechando su aparición por primera y no última vez en la VideoArenA como "Colaborador Externo" o Special Guest Star, os aconsejo encarecidamente su recién zombificado blog garabateador, Garabatos. ¡Pasarsus todos pero ya!