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Benditos 80

A La Mierda Los Mitos. Desmontando el 'STREET FIGHTER II'

INTRODUCCIÓN

Dentro del mesmérico, desmesurado y sugestivo mundo de los videojuegos, existe un género que siempre me ha fascinado por encima de los demás; me refiero a los llamados “Juegos de Lucha”. Dentro del microcosmos que supone tamaña superchería, las premisas son pocas y palmariamente claras, de una transparencia tan cristalina que resulta casi abrumadora: Uno contra Uno y a espiñarse hasta soltar el bazo. Los programadores ponen todos sus esfuerzos en crear un entorno creíble así como unos luchadores verosímiles, aunque parece que no han caído en la cuenta de que el planteamiento de base es más erróneo que la carrera musical de Bruce Willis (recordemos que, bajo el sonrojante pseudónimo de Bruno y en plena folie a deux, Bruce firmó por una errante Motown en horas bajísimas)

 

Sí amigos, el boxeo existe, pero de eso a que dos macarras con chupa o victoriana camisa con chorreras se hostien empuñando tuberías en el contexto de un hangar abandonado con barras de energía sobre sendas cabezas, dista un abismo. Es por eso que, puestos a meterse en el juego y comulgar con el asunto, me parece más plausible que se dé en el mundo real algo parecido al Tetris (ya sea mediante nanotecnología o con cubículos de látex) que lo que acontece en uno de esos osados divertimentos tecnológicos que responden al nombre de “Juegos de Lucha”. Visto lo visto y siguiendo con esta apología del píxel, me veo en la obligación de tomar cartas en el asunto y posicionarme frente a nuestros acólitos. Mi “Juego de Lucha” preferido de todos los tiempos no es otro que el insigne STREET FIGHTER II. Ni Tekkens, ni Mortal Kombats, ni Soul Caliburs ni leches en vinagre. Por no hablar de las execrables exploitations y spin-offs que ha sufrido el propio Street Fighter; que si Alpha, Turbo, Chi-Cuadrado, T de Student, 3 y demás engañabobos de dimensiones faraónicas que no han hecho sino emponzoñar un mito.

 

Pues bien, entremos en harina y hagamos una vivisección en toda regla del jueguecito de marras. Haciendo especial ahínco, como es menester en esta casa, en las facetas más insólitas, peculiares, sospechosas y bizarriles del asunto que hoy nos concierne. Ya saben, están invitados a un viaje de no retorno por los recovecos más obtusos, incognoscibles y herméticos de la magnum opus de los 16 bits:

 

 

PERSONAJES

Un somero vistazo al inquietante elenco protagónico del Street Fighter II nos revela no pocas sorpresas y pasmos. La primera es de órdago. Miren que en este mundo de Dios hay miles de posibles estereotipos de macarrucios dispuestos a llegar a las manos por un puñado de puntos (el High Score como panacea del éxito) Pues no, a los creativos de Capcom se les agotó la imaginación a las primeras de cambio e idearon a dos tipos que, a la postre, son exactamente iguales. Como habrán intuído los más duchos en la materia, estoy hablando de los celebérrimos Ken y Ryu, un rubiales americano y un morenito nipón respectivamente. Pese a los miles de kilómetros que los separan, los dos bisoños se comportan exactamente igual, dando alas a la borgiana fábula del jardín de senderos que se bifurcan o a la teoría de las supercuerdas. Sea como fuere, un combate de Ryu vs. Ken rezuma más mimetismos que la estética de Calamaro para con Bob Dylan.

Luego tenemos a Honda, un gordales luchador de sumo que pasea sus lorzas por una suerte de sauna turca con más pena que gloria. Blanka es una especie de ser raro brasileño (disculpen la redundancia) que parece salido de la Fantastic Factory de Brian Yuzna o de una pesadilla de Don Coscarelli. Su triste figura se ve aquejada por una insólita mutación que provoca hirsutismo verdoso y mala leche a espuertas.

 

 

La guerra fría no ha terminado, el telón de acero sigue más sólido que nunca y para muestra un botón: Zangief es un puto ruso comunista que no sale de casa sin la hoz, el martillo y la botella de vodka. Como no podría concebirse de otra forma tratándose de un ruso hijoputa, el tipo tiene una cicatriz que le cruza el rostro, como esas que luce Dolph Lundgren cuando hace de soviet cabrón. La figura de Guile se sitúa en las antípodas del oso-hombre marxista. Es yanqui pero este no tiene inclinación por las artes marciales como Ken o Ralph Macchio. Guile no se anda con mariconadas; hostias como panes y san se acabó. Gasta estética paramilitar y maneras de galán trasnochado (esa vanidad final peine en ristre le delata), como cuando Dolph Lundgren encarna a un americano justiciero cabrón.

 

En realidad Mr. Bison es un Lagarto Visitante (esa gorraaaa)

 

Otro que tal baila es Dhalsim; un indio que está en los huesos y que adolece de extremidades retráctiles y aerofagia ígnea. El tipo vive en un palacete rodeado de lujo asiático, elefantes de porcelana y marroquinería flamígera hindú, pero como el hábito no hace al monje, a juzgar por su desgarbada y escuálida figura, más bien parece recién salido de un asador de shawarmas. Chun Li es la única fémina de la cuadrilla. Sin caer en la aborrecible discriminación positiva, poco malo se puede decir de ella. Tal vez recriminarle que vista una falda tan escasa en los suburbios de Shangai, más concretamente si es día de mercado y están degollando a una gallina a sus espaldas. El que pasa ad eternum por detrás con la bici, cual Sísifo de la ronda gala, parece encerrar aviesas intenciones. Entonces ya vienen los cuatro boss del juego, esos que no te puedes pillar y que (en teoría) son los más jodidos de desnucar. Y digo en teoría porque el primero con el que nos topamos es Balrog, un boxeador más patoso que Fernando Romay patinando sobre hielo. No se veía tal grado de loserismo en Las Vegas desde los tiempos del Elvis crepuscular o del Howard Hughes más descocado. El segundo boss es para mear y no echar gota. Se trata de Vega, un sevillano que (como Julián Muñoz con los paparazzis) se pega en el post-apocalíptico y delirante entorno de una caseta de la Feria de Abril (sic) Puñetazos y rasguños a mansalva entre copita de manzanilla y taquito de jamón.

 

Si el diseñador del Photoshop levantara la cabeza, amigos...

El siguiente sí que está hecho un buen cabrón. Se trata de Sagat, el malo perfecto. Es alto, fornido, sin escrúpulos, sabe full contact y tiene un concepto muy particular del masaje tailandés. Por último nos encontramos con M.Bison, un tipo no especialmente duro de pelar pero que acojona por eso de ir vestido de general de las SS. Algo así como Dolph Lundgren en una peli si hubiese hecho de cabrón en una peli de Tinto Brass.

 

BONUS

En la variedad está el gusto y como pegarse hasta el paroxismo no lo es todo en esta vida, Street Fighter II tiene un par de fases de frívola despreocupación. Una canita al aire, un pequeño divertimento en la aciaga vida de nuestros héroes, el remanso del guerrero. Pero como los personajes del Street Fighter son más brutos que Bud Spencer conduciendo una Derbi Variant pues nada, a pegar más hostias se ha dicho. La primera fase de bonus dista mucho de ser elegante y refinada y, en pocas palabras, consiste en destrozar un coche a patadas. El auto en cuestión parece un Audi aparcado en el puerto de New Jersey y la cosa está en darle mamporrazos hasta dejarlo roque antes de que se agote el tiempo. No se veía tanta frustración contra un ser inanimado y mecánico desde los tiempos del ludismo, eso o desde que a Jose Luis Moreno le dio por hacer de ventrílocuo.

 

Contra todo pronóstico, la segunda fase de bonus es más light y no va más allá de romper unos cuantos barriles que algún vinicultor iracundo lanza a traición desde un Eisensteiniano fuera de campo.

 

GRANDES BIOGRAFÍAS SINGULARES ESCOGIDAS

En el fondo, nuestros héroes no son más que un hervidero de píxels situados sobre un plano 2D de dudoso gusto, aún así cada ser tiene un pasado y el de estos quijotescos personajes, créanme, es de lo más pintoresco. Sin ir más lejos, la hagiografía de nuestra sin par Chun-Li es tan epatante como jodidamente absurda. Resulta que M.Bison asesinó cruelmente a su padre y por eso ella se metió en la Interpol (¿!), como si los dos hechos fueran mutuamente excluyentes y forzosamente concomitantes. Por su parte, el conspicuo Edmond Honda, todo un excampeón de sumo retirado, mata sus horas libres entre paliza y palizón ejerciendo de actor de Teatro Kabuki (sic)

 

Pequeña muestra de VideoArenoArte...

Guile no le va a la zaga. Resulta que el rubito meapilas está casado con una tal Jane, que a su vez es hermana de Eliza, al alimón esposa de Ken Masters. Lío de faldas del cual se deduce dos cosas: Guile y Ken son concuñados y en el mundo del videojuego la droga corre que da gusto. Ryu es el malnacido que le hizo el cacho de cicatriz en el pecho a Sagat. Le endosó un puñetazo de padre y muy señor mío que dejó al exiguo tailandés más postrado que el amigo Ramón Sampedro. Para el final he dejado la biografía más despollante. Por lo visto el bueno de Vega, que tiene una pinta de andaluz que no se la salta un gitano (hasta traje de luces lleva el tío) pues resulta que es catalán. Como lo oyen, Vega nació en el seno de una acaudalada familia de la alta burguesía barcelonesa. Como parte de su exquisita formación, nuestro gladiador rococó predilecto (en esta casa siempre preferimos el “por exceso” al “por defecto”) recibió unas clases de lo más especial...sabe torear como el mejor de los diestros y domina las arcanas técnicas del ninjitsu. Vamos, que el chaval es más apañao que el nostrado y campechanísimo Príncipe Felipe.

 

MISCELÁNEA

Este residual apartado hará las veces de coda a tan luengo y farragoso artículo y en él (los que todavía aguantasen esta soflama) encontrarán algunas curiosidades y desvaríos relacionados con el ilustre Street Fighter II Champion Edition. En primer lugar, querría sacar a colación un tema que me estremece cuando no hace que me parta el pecho de risa. Mis compañeros de redacción ya saben a qué me refiero porque les he dado la vara con el asunto en más de una noche etílica. El caso es que, cuando el tiempo de un combate se agota sin que la lucha tenga todavía vencedor, entonces la cosa queda en tablas. Como es muy infrecuente que esto acontezca, pues los programadores escurrieron el bulto porque no tenían putas ganas de hacer horas extras en el curro y entonces, cuando un combate acaba con el incómodo “Time Out”, fíjense en la fisonomía de los aguerridos púgiles. Los tipos se quedan con una cara de circunstancias tal que sus ridículos rictus provocan un hilarante efecto en el respetable. El fenómeno se repite con el jeto que se les queda tras el bizarrísimo “Double K.O”

 

Para finalizar, permítanme la osadía de que les resuelva una de esas dudas que, por su gravedad, parecen marcadas a fuego en el genoma humano. España, ese páramo de charanga y pandereta; cuna de ilustres latifundistas y folklóricas politoxicómanas. ¡Oh, España!, “Si es que semos unos jatchondos” Pues sí, nos creemos los más listos de la película y en el solar patrio no sabemos más que hacer el ridículo. Esto viene a cuento del combo más notorio del Street Fighter II, el conocido en la piel de toro como (Jayúquet!!!) Pues bien, si antes hablábamos de mimetismo, para muestra este botón: el combo de las narices no dice otra cosa que SORYUKEN. En efecto, los nombres de nuestros titanes favoritos se funden en una contracción de difícil pronunciación y peor gusto pero que a la postre funciona. Bueno, dicho esto vuestro amigo Berrakus se despide hasta nueva orden y para ello utilizaré las palabras que articularía Chun-Li por las españas: ¡YASTÁ!

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Post SUPERCURRELADO Y SUPERVITAMINADO firmado por el insigne M.A. Berrakus , que tiene más paciencia que un Santo, el hombre, y no como el pesao del Smegman, QUE ME tiene harto cagondiós! 

PS: (¿Ya está contento el neneeee? Pues a cascarla, tiquiXmiquiX de los huevoX !)

ROBOCOP: UNA CATARSIS CREATIVA EN LOS TIEMPOS DE LA SOCIEDAD POST-INDUSTRIAL

No cabe duda de que aquella fatídica noche de 1987 el agente Alex Murphy hubiera preferido quedarse en casa comiendo Frosties y bebiendo gin-tonics hasta caer redondo, pero no fue así. El cabrón del jefe le puso una guardia y tuvo que ir a perseguir a malos malotes por la oscura Detroit junto a su compañera de curro, la oficial Anne Lewis. Ni que decir tiene que la noche les salió rana, no pudieron limitarse a comer donuts y retozar en la parte trasera del Ford, una llamada de auxilio les alertó. Clarence Boddicker y su panda de gañanes estaban atracando un banco y alguien tenía que detenerles. Fue bajarse del coche y Murphy empezó a recibir hostias hasta en el carné de identidad, esos macarras le dieron la del pulpo y tras una descomunal somanta palos dejaron al pobre agente del orden más pallá que pacá, literalmente RO-TO.

Los días de Alex Murphy habían llegado a su fin. O al menos eso parecía hasta que lo metieron en un taller de chapa y pintura 24 horas para hacerle la putada del siglo. Lo que estaba llamado a ser un prodigio de la biomecánica al amparo de la todopoderosa OCP acabó convirtiéndose, por méritos propios, en un risible robot de cocina antropomorfizado. Nacía ROBOCOP, una lata de sardinas con exoesqueleto molón pero más patoso que Jordi Cruyff. Porque, por mucho pistolón que le pusieran, los problemas de movilidad de Robocop eran más que evidentes. Al verlo caminar daba la impresión que el pobre infeliz iba escocido ad eternum, eso o que algún mecánico graciosillo le hubiera metido una guindilla en el mismo orto para que le vinieran flashbacks de cuando cocinaba jalapaeños con su familia política. Además del pistolón insertado en el muslo, también le aplican una serie de gadgets a cada cual más bizarro e inútil. Visión 3D cutre, una grabadora de laser-disc, un transisor fisher-price y un pincho retráctil entre los nudillos, ideal tanto para infiltrarse en los ordenadores centrales de la OCP como para comer aceitunas rellenas de anchoa.

 

El afamado Paul Verhoeven ya tenía montado a su KOSTROCOP y no quedaba más que soltarlo por Detroit a dirigir el tráfico o a archivar expedientes. Poco a poco fue ascendiendo y llegó a prepararle los cafés al mismísimo presidente de la OCP, Richard “Dick” Jones. En una de esas, nuestro héroe escucha algo sobre la construcción de un autómata más poderoso que él y eso no hace más que alimentar su resquemor. Es entonces cuando Robocop espeta un “¡por mis cojones!” y se convierte en una perfecta máquina de matar malos. Cierto es que posee menos movilidad que Mohamed Alí en Atlanta’96 pero el bueno de Peter Weller tiene más moral que el alcoyano.

Si yo hubiese retocado esta foto no parecería que el bocadillo de diálogo le cae al tipo como un moco, que conste!

Uno de los causantes directos de su más bien escasa agilidad motriz es, sin lugar a dudas, ese par de elefantiásicos gemelos que debe arrastrar a cada paso. Robocop tiene más gemelos que Lou Ferrigno. Eso no son gemelos, son cuatrillizos, amigos. Para tener semejante par de monstruos en sendas pantorrillas debe de haberse hecho el Camino de Santiago a base de moonwalkers... Yyyyyuuuuu!!... Pues bien, la peli va transcurriendo sin pena ni gloria, con nuestro Robocop apatrullando Detroit de arriba abajo, sufriendo absurdos flashbacks y haciendo el gilipollas con el pistolón; todo ello amenizado por la exquisita partitura de Basil Poledouris. Es entonces cuando conoce a su Némesis, el temible RP-209 una chatarrería andante cargado con todo tipo de ametralladoras, misiles tierra-aire, subfusiles, tirachinas y demás casquería bélica. Pero el jodido RP-209 tiene un punto débil: es más patoso, si cabe, que el propio Robocop...

 

Esta embarazosa situación nos lleva al colofón final: la batalla entre Kostrocop y el R-19 Chamade. El robot malo se lía a tirarle misiles a Robocop, dejándole la armadura realmente maltrecha, mientras que él se limita a pegarle tiritos para fardar con la ruletita de marras antes de guardar el pistolón. Después de desperdiciar más munición que en Rambo 2, queda clarinete que allí ninguno de los dos Argamboys tiene la más mínima intención de expirar e irse al otro barrio. Así que Verhoeven se saca de la manga una escena cochambrosa, un calamitoso deus ex machina que haría palidecer al mismísimo Ed Wood, la panacea del anti-clímax cinematográfico: Robocop, en un brote de genialidad sin precedentes, piensa: “¿Que este cabrón de robot me está tocando los mismos huevos y con la pistola no le hago ni un rasguño? Pues nada, sólo hay una manera de acabar con él. Como el bicho tiene los pies más grandes que Shaquille O’Neal pues lo despeño escaleras abajo y san se acabó la tontería” Y eso es lo que pasa amigos, el RP-209 se cae por las escaleras, le salta el automático y adiós muy buenas. A partir de ahí ya sólo quedó exprimir las ubres cibernéticas de Robocop y hacer secuelas y spin-offs a cada cual más bochornoso y abyecto.

Hay peña que tiene más tiempo libre del que merece.

Para finalizar y si me permiten un consejo, no dejen de jugar al Robocop de Game Boy, bocato di cardinale. Palabra de Mr.T.

 

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El compi M.A. Berrakus produjo este interesante y del todo metódico y documentado ensayo-tesis doctoral acerca de por qué no se debe salir a la calle en falda corta cuando tus gemelos pesan más de 40 kilos y se quedó tan ancho, el tío.

EL COCHE PARLANCHÍN Y ORINES CON SERRÍN

Buenas y santas tardes, señores.

El relato que van a leer a continuación tuvo lugar el pasado fin de semana. No he cambiado ningún nombre propio ni localidad con el fin de herir las máximas sensibilidades posibles y, ya de paso, quebrantar el Protocolo de Kyoto.

Hallábame soldando cuatro turbinas de hélice al secador de mi hermana, cuando en éstas que el cretino de Murdock entró por la puerta carajillo en mano. Lo siguiente que recuerdo es despertarme (ligeramente achispado) en el Aeropuerto Internacional de Cooperstown (Dakota del Norte) con un sobre de Tang Tropical, una grabadora de cassette y un ajado mapa como todo equipaje. Aquellos cabrones habían vuelto a jugármela y esta vez me tocaba lidiar con las adversidades a mí solito.

No tardé en llegar al punto de reunión, con sólo un par de zarandeos aquél campesino cedió, acabó por abrirme las puertas de su cortijo y allí me reuní con mi celebérrimo interlocutor.

Pero antes de entrar en harina, permítanme que les ponga en situación:


El afamado productor Glen A. Larson, después de arruinar la carrera de mi fiel compañero de fechorías (Templeton “Face” Peck, aka Fénix, aka Kamikaze Cowboy) y del pavo de Bonanza, con ese pináculo del cine kostroso que supuso "Battlestar Galáctica", decidió dar el golpe de gracia definitivo a la industria del entretenimiento.
Los ingredientes eran, a priori, infalibles: una maravillosa sintonía de Michael Sloan; un Pontiac bizarramente tuneado; un pecho-lobo, ricitos y gilipollas integral; un trailer conducido por un viejales senil; una tía buenorra en el rol de mecánico; un reloj casio intercomunicador; y mucho, pero que mucho tiempo libre.

Indefectiblemente el gazpacho le salió agriado y fue dado en llamársele "EL COCHE FANTÁSTICO".


Un argumento de lo más trillado, un exasperante uso del deus ex machina y un sex-symbol decadente unido a la baja exigencia del espectador medio obraron el milagro. La serie de marras se convirtió en un éxito televisivo sin precedentes, la mítica e ínclita T.P se apresuró en empapelar nuestros armarios con rutilantes pegatinas y las tensiones internas no tardaron en florecer.

El éxito pronto le subió a la cabeza al gañán de Hasselhoff, infraser que se rindió a una vida de excesos donde las orgías de coca, putas de lujo y caramelos Chimos eran el pan de cada día. Después vino lo del contrato discográfico y el resto es historia.



Bonnie Barstow, la mecánico del grupo, cayó en una turbia red de trata de blancas y de ella nunca más se supo.

Por su parte, Devon Miles malvendió el trailer del caballo de ajedrez y abandonó la Fundación para la Ley y el Orden para crear la hedónica Fundación para el Libertinaje y el Onanismo Lenguaraz.

¿Y qué fue de KITT? El líder absoluto de un elenco protagónico cuanto menos inquietante no corrió mejor fortuna que la del resto de sus colegas de reparto.

Lo que se reproduce a continuación es la trascripción literal e íntegra de la entrevista que le hice a Kitt en aquel mefítico garaje a unas cien millas al oeste de Fargo:

Click (play + rec)

M.A Berrakus: Hombre Kitt, cuánto tiempo. Te veo algo desmejorado.

KITT: Ey Mister T. tú tampoco estás como para tirar cohetes, te vi en el Juego de la Oca... y eso fue algo que, como el ir en bici, no se olvida.

M.A: Nos ha salido graciosillo el jodido coche. Bien, vayamos al lío. ¿Es cierto eso del transplante de motor?

KITT: Sí. Tras aquella monumental fiesta en Beverly Hills lo pasé realmente mal, se me fue la mano con el ponche hasta que la tapa del delco dijo basta. No he conseguido mejor donante, ahora llevo el motor de un Seat 124 matrícula B-4625-D

M.A: Vaya, lo siento tío. Por cierto ¿Sigues en contacto con Michael Knight?

KITT: Ni hablar, colega. Ese hijoputa arruinó mi vida; veinte años aguantando su sudoroso paquete y encima me dejó la tapicería hecha unos zorros... ni con el Turbo Boost a todo trapo salen las manchas de Chimos.

M.A: ¿Te hace un Tang?

KITT: No gracias, me estoy quitando.

M.A: ¿Hasta qué punto los vergonzantes gráficos en 3D de tu ordenador de a bordo perjudicaron tu imagen pública? Se rumorea que detrás de tamaña atrocidad se escondían los desarrolladores del Mega CD de Sega...

KITT: Preferiría no hablar del tema, todavía no he superado ese mal trago. Aunque no te creas, las cosas han ido a peor, ahora me han instalado una Barcode Battle.

M.A: ¿Y ya puestos, qué demonios significan las siglas K.I.T.T?

KITT: Me gusta que me hagas esa pregunta. En un principio querían decir Knight Industries Two Thousand aunque con el tiempo, y la mala leche que se destilaba en el set, acabaron por humillarme con aquella bromita de Kostra Inmunda Tronchantemente Tripera.

M.A: Y a todo esto, ¿me prestas 20 pavos?

KITT: Que te jodan, berraco.

M.A: Anda majo, que te la pique un escarabajo...

Click (stop)

Después de esto me agencié su trócola para fabricarme un hovercraft y salir de allí deslizando...


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M. A. Berrakus ha escretado este, ejem, bueno, llamémoslo, "post"... pero tendrían que haber visto la cara que se le quedó aquí a un servidor la primera vez que le echó el ojo!!!


ME FALTI EL GOTILATHOR, ¿TE LO CAMBI POR EL YURGA?

Qué entrañables tiempos aquellos en los que se acababan las clases, dejabas las aulas, y a la puerta de la escuela te aguardaban aquellas "amables personas", todo generosidad, que te daban álbumes y sobres de cromos sin pedir nada a cambio... Seguro que nuestros amantes padre, de haber estado allí, no hubiesen pensado lo mismo, y hubiesen dado candela a los sobrecitos y corrido a hostias a los donantes, sabiendo como sabían que esa nueva colección de multicolores estampitas iba a suponer para sus bolsillos otra pequeña grande ruina...

Pero de eso nosotros nada sabíamos, nosotros de cromos, de eso sí sabíamos, de coleccionarlos, pegarlos, intercambiarlos, pasarlo rápido, como exhalación, todo el mazacote de repes ante el resto del alumnado: tengui, tengui, tengui, tengui, ¡FALTI!... Eso, y decir, "mami, dame para cromos", "papi, dame para cromos", "tito, dame para cromos", "señor indigente, ¿tiene usted quince pesetas para un sobre de cromos?"...

Todo por un maldito sobre más de cromos, porque en ese, sí, estaría el ULTI, el que nos faltaba para terminar la COLE... ¿Y luego qué?... Silencio... Vacío... Bueno, luego ya no importaba, éramos niños, había otras cosas, y habría más colecciones...

¿Qué fue de todo aquel tiempo invertido en intercambios?, ¿de todo aquel dineral echado en industria papelera?, ¿de aquel olor a pegamento IMEDIO, cuando todavía los dichosos cromos no venía con AUTOPEGA?... Cada uno sabrá lo que hizo de ese pedazo de su dulce infancia...



Yo hoy he venido a hablar de "MONSTRUOS", una de las colecciones más infames y entrañables de aquellos, mis tiempos; y he de confesar que repasar tan edificantes imágenes, no sólo ha sido una experiencia del todo sobrecogedora, sino que me ha empujado a ir más allá del mero post, y embarcarme en un proyecto mucho más embicioso. Porque sí, porque el mundo merece volver a saber de esta tomadura de pelo infantil, su desvergüenza kitsch merece ser recuperada y llevada a los máximos ojos y mentes posibles. La imposible unión de textos y dibujos que esta colección difundió en nuestras tiernecillas y maleables mentes podría incluso, si me apuran, hasta explicar ciertos y notables desequilibrios contemporáneos.

Y si no, observen esta pequeña muestra:



¡Qué clase de desalmado fue capaz de juntar en la mente del tierno infante a esos pobres ahorcados con el ínclito, y por entonces a ciencia cierta desconocido (a no ser que fuese un empollón repelente y odioso), Albert Einstein?, como si en lugar de estar hablando de una colección de cromos de mierda, estuviese a punto de escribir la segunda y apócrifa parte de "El Horror en la Literatura", del no menos ínclito, y loser, H. P. Lovecraft... "El Origen de la Vida" junto a unos cadáveres mujeriles pendiendo de un árbol asqueroso... ¡Manda Güevos chatín!...

A buen seguro muchos de vosotros recordáis esta infamia, tal vez incluso la guardáis en algún cajón o baúl astroso. A buen seguro tenéis también vuestras propias colecciones de kostrocromos. Repasádlas. Repasádlas si es que tenéis arrestos. Repasádlas y empezad a temblar...

Por otro lado, en una iniciativa historiográfica sin precedentes, he decidido recuperar todos y cada uno de los cromos de esta colección así como los purulentos textos que los acompañaban, para mayor disfrute y recochineo de los lectores de nuestra VideoArenA Pocket Edition. Muy próximamente en vuestras pantallas...

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Profesor (c)Abronsius


Álbum de cromos (éste sí de verdad) sacado del baúl de los recuerdos y los polvos por culpa de Profesor (c)Abronsius

Mujeres Tetudas en la Luna... and many many more!!!

Si eres de los que no te pierdes mierdas como Crónicas Marcianas o Dónde estás Corazón?, lo flipas con el Diario de la Patri, y ves Gente para estar al loro de quién mató a quién con tal ácido o cuál puñalada, entonces NO VEAS "Amazonas en la Luna", porque, para empezar, pobrecillo mío, seguramente no la vas a entender, y para seguir, cómo coño llegaste aquí???!!!, te has perdido??? Anda, vuelve a casa y enciende la tele que Sardá te espera impaciente...

Si eres de los que ven en José Luis Garci y sus amiguetes el colmo de la sabiduria cinematográfica y te tienes grabados todos los coloquios de Qué grande es el cine, pues NO MIRES "Amazonas en la Luna", porque probablemente tengas que replantearte más cosas de las que puedas asimilar...

Si eres de los que piensan que películas como "Planeta Prohibido", "El Enigma de Otro Mundo", o "Cuando los Mundos Chocan", son la cúspide de la ciencia ficción, pues ALLÁ TÚ SI VES "Amazonas en la Luna", porque descubrirás, muy a tu pesar, que no todo el monte es kavorita...

Si para ti Leslie Nielsen y los Farrelly brothers son el cúlmen de la mofa y la sátira fílmicas y a estas alturas ya te has visto más de doce veces + una "Me parece que sé lo que gritásteis el último Vieres 13", NO PIERDAS EL TIEMPO MIRANDO "Amazonas en la Luna", ya que, sinceramente, suponemos que te parecerá algo desfasada...

Si por el contrario a ti lo que te va es el humor british y crees que no existe vida más allá de los Monty Python, pues está claro, "Amazonas en la Luna" NO ES PARA TI; te sabrá a poco...

Finalmente, si eres de los que toman gusto en matar sus noches pegado al televisor durante cinco o más horas viendo "La Película de La semana", o "El Peliculón", con todos sus anuncios y teletiendas y avances informativos incluidos, pues qué quieres que te diga, PARA QUÉ LECHES VAS A VER "Amazonas en la Luna", si tu triste cerebrín está ya perdido para siempre y, además, en esta peli NO SALE Tom Hanks...

Todos aquellos que todavía no os hayais dado por aludidos podeis seguirme...

Amazonas en la Luna


"Amazonas en la Luna" es un film que se chotea de un montón de cosas, pero sobre todo y ante todo se mofa de esa gran enemiga histórica del cine que ha sido y es la TELEVISIÓN. A través de una sucesión de sketches a cual más absurdo y burrero, el film pone a caldo la vida sedentaria e hiperdomesticada frente a la caja tonta, los programas de investigación -tan de moda últimamente-, los de misterios y sucesos paranormales, el consumismo exacerbado, la cultura del ocio y el sexo a través del vídeo y el tubo catódico, los reality shows, showmans, humoristas, teleartistas, y demás caterva del mundillo, así como, en último término, las vergonzantes retransmisiones que la televisión tiene por costumbre hacer de las producciones cinematográficas, alargándolas interminablemente a través de todo tipo de interrupciones, publicitarias o no.

Los kostronautas de Amazonas en la Luna


Pues bien, "Amazonas en la Luna", dando la vuelta a la tortilla, es la filmación de un enorme espacio de pequeños spots publicitarios y avances y retransmisiones de programas basura que, de tanto en tanto, es interrumpida por la retransmisión de una película casposa y purulenta de serie B que, precisamente, se títula "Amazonas en la Luna", y que narra, peor que mal, una esperpéntica misión espacial a una Luna habitada por guerreras neumáticas y tetonas, y de lo que allí acontece. Este es un homenaje de los directores, John Landis y Joe Dante -y otros olvidables- a entrañables y psicotrónicas películas como "Flight to Mars", "Missile to the Moon", y sobretodo, "Cat-Women of the Moon", que durante la década de los 50 llenaron la luna y el espacio de rotundas y exuberantes selenitas con ganas de armarla. Ni qué decir tiene que a los directores este homenaje les sirve como piedra de toque para establecer un claro contraste entre la telebasura que denuncian y de la que se ríen y el añejo cine de serie B del que también se ríen, pero por el cual, desde luego, toman partido.

Cat-Women on the Moon


Missile to the Moon


Flight to Mars


De entre todos los sketches del film, amén de todos los descerebrados fragmentos que en sí conforman la mencionada "Amazonas en la Luna", destacaría "Mondo Condo", en el que un pobre desgraciado (para más inri, NEGRO) es literalmente vapuleado y finalmente asesinado por su propio apartamento; "Hospital", en el que un despistadísimo doctor, un cachondo Griffin Dunne, extravía el bebé que acaba de traer al mundo, tras lo cual intenta suplantarlo ante sus padres (la madre es Michelle Pfeiffer) con un Señor Patata; "Negros sin Alma", un anuncio en el que el mismísimo B.B. King pide dinero para ayudar a todos esos desdichados negros (que votan republicano, se compran volvos berlina y cantan canciones de blancos) que han nacido sin alma; "Patraña o no", programa de investigación mezcla de Noche de Impacto y el Más Allá de Jiménez del Oso en el que se intenta demostrar al público que en realidad Jack el destripador fue... el Monstruo del Lago Ness!!!; "El hijo del hombre invisible", una parodia del clásico de James Whale en el que Ed Begley Jr. se despelota ante la cámara creyéndose invisible, pero nada de nada, o mejor todo de todo es lo que se le ve, hasta el plumero y más allá; y finalmente, "Video Cita", en la que el mismísmo director de "Supervixens", Russ Meyer, le entraga a un pobre adolescente oligofrénico y loser una videocita con una tipa neumática y calenturienta que acabará en humillación y tragedia "a distancia"...

Las Amazonas Selenitas despuestas a todo


La película es un desquicie total de principio a fin y tiene ese genuino sabor de los 80 que tanto nos encanta a aquellos que nacimos en los 70, entre otras cosas, porque aunque la mayoría de esas películas fuesen una completa basura, nos retrotraen a nuestra perdida infancia, snif... Así que hoy día resulta difícil no mirarla más que con ese afán, el de la nostalgia condescendiente, porque es de recibo reconocer que su humor anda ya bastante superado, y además, sólo con mucho cariño para con los tiernos años, se podría tolerar un "lote de actores", como lo llama la propia película en sus créditos, que incluye desde Carrie Fisher hasta Steve Gutenberg, pasando por Steve Forrest, Sybil Danning, Rosanna Arquette, Kelly Preston, Henry Silva, la scream queen Monique Gabrielle, así como los ya citados, Dunne, Pfeiffer, y Begley Jr, entre otros, y que, por suerte, la década de los 90 se encargó de borrar del mapa videofílmico en su gran mayoría, y nosotros que lo agradecimos...

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El Vaugan


Costroreseña servida por El Vaugan

PD: Para los muy leídos y los muy videados y para los muy frikis en general, cabe decir que el Rey de los Fans Americanos, Forrest J. Ackerman, sale en uno de los sketches... el primero que adivine en cuál y se aburra y tenga ganas, que tire el primer comentario...

PD2: Yo también vi a John Landis en el pasado Festival de Sitges... y NO SE PARECE en nada a Michael Landon... (esto, evidentemente, es un chiste privado e intestino)

PD3: Demostración empírica de la PD2:

John Landis


LANDIS

Michael Landon


LANDON